jueves, 14 de julio de 2011

No-días

No hay un mañana para mí. Me robaron todos los días que me quedaban. Se los llevaron. En realidad se fueron. En realidad se escaparon.

No hay “buenos días”, ni tostadas con naranja recién exprimida. No quedan domingos enteros de pijama y zapatillas. No para mí.

No hay abrazos, ni palmadas en el hombro, ni palabras de ánimo. Se fueron agotados, no pudieron rescatarme y me dejaron abandonado.

Tampoco existe ya la ira, ni el rencor, ni la envidia. Ni la entereza, ni las buenas intenciones. Ni la justicia, ni el odio. Por el desuso se fueron con el tiempo.

También se fue, claro, la felicidad. Dejó como huella la melancolía, como los restos de café que quedan en un vaso de cristal. Endurecido, de aroma fuerte, de sabor agrio.

Ya no hay “te quieros”, no los habrá nunca más. Se fueron con las olas. Se llevaron mi vida

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