jueves, 14 de julio de 2011

No-dias II. Diferentía XV

Quizá nunca debió haberlos. Quizá esta es la tortura que merezco. Quizá era mi destino. Quizá, quizá y quizá. El fallo fue nacer, el fallo fue nacer y siempre lo he sabido.

¿Y esta es mi caída, la libre infinita? ¿La que me abrumará tanto que acabaré gritando…en silencio?

No lo creo, no. No estoy de paso, y si mi vida de verdad se fue, compraré otra. Si está expirando le haré el boca a boca. Si tengo que morder, devoraré. Pero aún cegado por mis lágrimas correré, huiré hasta donde haga falta. Donde no pueda ser encontrado.

No pido tanto joder. Un rincón para mí y para mis pesadillas. Yo no elegí esto. Ni siquiera lo quiero. Sé, vida, que no me vas a regalar un plan perfecto ni una vía de escape. Sé que estoy solo. Que yo mismo soy mi peor enemigo y que por esto, y por nada más, estoy condenado a una eterna lucha sin tregua. Sé que me voy a reventar todo lo que pueda, que me machacaré mientras duermo, que si me dan la cuerda de la felicidad, no la cogeré y además la quemaré.

Mi mente es una cuchillada en la médula espinal. Veneno de tarántula. El precio que debo pagar por existir.

Pero con los ojos caducos y la respiración mortecina me prometo: que con, o sin ayuda llegaré a alguna parte. Lo prometo por todo lo que más quiero. Lo prometo y lo escribo apretando los dientes casi ahogado, gastando pañuelos uno tras otro. Sin revisar el texto. Negándome a llorar. Las lágrimas las reservo para la alegría.



Me basta ver una foto tuya para saber que el mundo está lleno de cosas maravillosas.

No hay comentarios: